jueves, 28 de febrero de 2013

¿Es la filosofía para todos?

Al hilo de una discusión en clase de Filosofía del Lenguaje sobre la filosofía y su lugar, han surgido voces a favor y en contra de que la filosofía sea para todos. Antes de que pudiera responder, se ha agotado el tiempo de intervenir y no he afrontar la cuestión. El problema es que no es una cuestión intrascendente, sino que creo verdaderamente que es una de las claves que debe resolver la filosofía para estar donde debe estar. Por ello, creo que debo intentar decir algo sobre el tema. Sé bien que estas pocas líneas no van a resolver definitivamente nada, pero espero que sea parte de una reflexión acerca de un tema que personalmente me parece vital.
Caspar David Friedrich: El caminante sobre el mar de nubes 



Debo empezar citando el principio de la Metafísica de Aristóteles, porque creo que ilumina el problema que aquí nos ocupa. Dice así "todo hombre desea por naturaleza saber". Y añadiría yo: "el problema actual es hacia dónde dirigimos ese deseo". Es claro que no cabe duda es de la vigencia de esta máxima en nuestro tiempo. Vivimos en la era de la información, en medio del crecimiento del modelo web 2.0 y de las redes sociales, en una sociedad donde abundan los programas televisivos llamados "del corazón" y las revistas de  idéntica temática, dedicamos horas y horas a leer y conocer lo que los demás escriben, hacen, publican... Como he dicho, es patente que el ser humano desea saber, el problema es hacia dónde dirige ese afán. 

Creo, con Aristóteles, que es propio del hombre este deseo, ya que como ser racional, como ser espiritual, está abierto hacia fuera, a conocer la realidad. Y creo que lo que es propiamente humano, es decir, lo que le corresponde al hombre en tanto que hombre, es responder a las cuestiones últimas acerca de la realidad. Y de eso, no nos engañemos, es de lo que trata la filosofía. 

Aquí se oirán las voces que argumentarán en torno a la "filosofía académica" y la poca relevancia que tiene para el común de los mortales. No hay que menospreciar esta crítica, porque es un punto crucial del problema. Para intentar clarificarlo creo que hay que diferenciar entre saber de filosofía y filosofar. El conocimiento del vocabulario técnico, la historia de la filosofía, el pensamiento concreto de los autores... es una riqueza inmensa, pero no sirve de nada si no está empapado de la reflexión filosófica propiamente dicha, es decir, de enfrentarse cara a cara con las preguntas. Como diría Enrique Alarcón, "en el pensar ocurre como en el deporte, no le pueden sustituir a uno". El que filosofa es el que piensa en primera persona, y para ello es muy útil todo este bagaje filosófico ya que, indudablemente, los grandes maestros del pasado seguro que tienen mucho que enseñarnos. 

Pero esto no nos lleva a que solo hay filosofía unida a lo que he llamado bagaje filosófico, sino que la filosofía empapa la vida humana. Cuando nos preguntamos acerca de si estamos tomando una decisión correcta, estamos haciendo ética, aunque no conozcamos qué es el imperativo categórico kantiano. Cuando nos preguntamos cuál es el sentido de "todo esto", estamos sumergidos en la metafísica y en la antropología, aunque no hayamos meditado acerca del ente en cuanto ente o acerca de la diferencia entre hábitos intelectuales y virtudes. Cuando alguien se pregunta por la libertad, por la justicia, por la validez de la ciencia, por el origen del universo, está haciendo filosofía. Pero también en temas que parecen más alejados de la reflexión intelectual como qué implica en la práctica amar a una persona o qué carrera voy a estudiar. En todo ello subyace una cosmovisión más implícita o más explícita acerca de la realidad. 

En definitiva, la filosofía es intrínseca al hombre. El problema es que a veces nos pasa desapercibida. Cuando hablamos de la libertad como "hacer lo que yo quiera", no somos conscientes de las herencias antropológicas que tenemos sin darnos cuenta. Cuando mostramos cierta desconfianza acerca de la posibilidad de que exista la Verdad y un conocimiento cierto y universal, estamos siguiendo una línea de pensamiento de la que no nos damos cuenta. Cualquier postura en la vida presupone posturas filosóficas aunque muchas veces sean ignoradas. El que quiere pasárselo bien y "pasa de darle vueltas al coco", en el fondo está haciendo un juicio ontológico y moral acerca del valor de la realidad y de la vida. La única diferencia con la "filosofía académica", además del bagaje filosófico, es que en muchas ocasiones es mucho más implícita y nos pasa desapercibida. 

Recuerdo las clases de Ángel Luis González en las que nos repetía una y otra vez que cada vez que alguien declaraba la muerte de la metafísica, estaba creando y eligiendo una nueva metafísica: "sin metafísica no se puede estar." Creo que esto se puede extrapolar a la filosofía misma: a pesar de las numerosas "muertes de la filosofía" que han sido declaradas, la filosofía siempre resurge en la propia declaración, porque siempre se tiene una postura ante lo real. 

El filósofo "de profesión" (aunque yo diría más bien "de vocación", pero ya me entendéis) no es más filósofo que nadie, porque como he defendido, hay gente que sin adentrarse en la historia de la filosofía y en el vocabulario técnico, es capaz de tener una profundidad filosófica en muchos temas que supera al filósofo "de profesión", el cual tiene más bagaje filosófico pero no siempre más "filosofía". Lo que de verdad puede hacer el filósofo que estudia a fondo el pensamiento a lo largo de la historia y se dedica a los pensamientos y posturas concretas es:

  • En primer lugar, hacer explícito lo implícito, es decir, toda esa filosofía que siempre está ahí, pero muchas veces inadvertida (y lo que es peor, no sometida a examen) puede ser sacada a la luz, lo que permite una verdadera reflexión acerca de las preguntas últimas. Hay mucha gente que no se plantea a fondo estas pregunta precisamente porque no percibe que ya las está respondiendo aunque sin darse cuenta. Esas personas seguramente quisieran responder a las preguntas importantes de la vida con conocimiento y con sentido, y no de forma inconsciente. Démosles esa oportunidad.


  • En segundo lugar, la unión entra teoría y vida. El filósofo trabaja explícitamente con los grandes sistemas de pensamiento (sistema en sentido amplio) y es capaz de dar cuenta de las grandes aventuras e intentos filosóficos; y por ello solo él puede unirlos a la vida, al discurrir humano concreto y real. El que no conoce todo esto puede reflexionar profundamente, pero no es capaz de hacer esta unión porque no tiene un fundamento teórico suficiente. Por eso, el filósofo debe ser capaz, como dice siempre Juan Fernando Sellés, de fundamentar, de poner pilares y cimientos. Es, por así decirlo, su tarea específica. 


Mi conclusión después de esta reflexión es la siguiente: la filosofía es una tarea en la que el ser humano se encuentra inmerso siempre. El ser humano es un ser espiritual que está abierto a la realidad y a la vida, y que debe dar cuenta de ellas, ya sea de forma implícita o explícita. El filósofo en sentido propio es capaz de dar una luz desde la teoría que el que no se ha dedicado al estudio profundo del bagaje filosófico no puede dar. Esto no significa que el filósofo por estudiar la carrera de filosofía sea siempre más profundo filosóficamente que el común de los mortales. De hecho, claramente no es así en muchos casos, ya que siempre acechan pequeños demonios de soberbia y charlatanería acechando al ego del filósofo. Pero, en cualquier caso, la filosofía, ese "diálogo acerca de las cuestiones últimas", es algo propio del hombre, y no solo es para todos, sino que es necesario que así sea para una vida propiamente humana, porque "el hombre desea por naturaleza saber."


3 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo, amigo mío.
    La realidad es una caja llena de sorpresas que merece la pena destapar, lleno de asombro. La vida, una serie inacabable de preguntas que buscan ser respondidas. Y el corazón humano siente como una nostalgia de un más allá de las cosas, que las cosas mismas insinúan.
    Filosofar es buscar, desear saber, saber apreciar el valor de las cosas, aprender a amarlas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario, Andrés. Se valora mucho viniendo precisamente de la persona que me introdujo en la filosofía por primera vez.
      Es importante esa tendencia y esa búsqueda a la que apuntas, para evitar el extremo del relativismo que no tiene respuesta y el del dogmatismo que cree tenerlas todas y poder agotar lo real. El hombre puede dar cuenta de lo real, pero no agotarlo.

      Eliminar
  2. Aristóteles tenía razón y Angel Luis Gonzalez también.

    Yo acabo de suspender a dos tercios de mis alumnos de filosofía y la tentación es muy fuerte...pero creo, profundamente, que aunque no sepan filosofía, mis alumnos se hacen las preguntas eternas, que la filosofía ayuda a contestar o al menos a interpretar.

    Hay un nivel de filosofía que siempre será cultivada por una minoria, pero el hombre de hoy necesita desarrollar la capacidad crítica,la reflexión, etc. y ahí es donde la filosofía sigue siendo imprescindible PARA TODOS.

    Quizás haya que replantearse si hemos "vendido bien el producto" tanto a nivel académico como culturalmente.La filosofía ha sido victima de las contiendas ideológicas y si pusiéramos más incapié en su faceta formativa y no paseáramos por ciénagas políticas la sociedad saldría beneficiada. Tal como va esto, el final apunta mal.

    ResponderEliminar