Ser ecologista en nuestros días es políticamente correcto. Esto es un hecho, al margen de la coherencia en el comportamiento que luego tenga la gente en sus hábitos. Presumir de tener una empresa que te ha hecho rico a base de ensuciar los ríos o masacrar innecesariamente animales, creo que todos estaremos de acuerdo, no está bien visto socialmente. La conciencia ecológica está muy presente en los objetivos educativos y suele ser de los primeros temas que aparecen cuando se habla, generalmente de una forma un tanto ambigua, de "educación en valores".
Esta conciencia ecológica que está tan extendida es algo que considero en sí mismo como un hecho positivo, pero que actualmente tiene dos problemas: una falta de fundamentación de fondo y el ir acompañada con posiciones filosóficas que van más allá del ecologismo, como tesis antropológicas y metafísicas que no se deducen de una postura ecológica. Por esta razón, voy a intentar proponer un ecologismo que no tenga estos dos problemas, o al menos dibujar las líneas por las que creo que podría desarrollarse.